5/8/10

LOS ACUERDOS DEL 92 Y SU EPILOGO


Posiblemente suene a melancólico, el termino epilogo, y en verdad que algo hay. A punto de comenzar el sagrado mes de Ramadan de tan honda significación para los musulmanes, la reflexión ocupa un lugar importante en las conciencias. Es ya un tópico, que desde el 92, que evocan fastos conmemorativos de pretendidos saldos de cuentas en el desván de la historia, las cosas no solo no ha mejorado, sino que se encuentran en una vía muerta o hasta en un estado vegetativo.

Y es cierto desde nuestra perspectiva. Que ha cambiado desde el 92. Pues en primer termino han trascurrido 18 años, toda una mayoría de edad, que parece no haber alcanzado el colectivo de ciudadanos musulmanes. Pero el tiempo, medida de lo anterior con referencia a lo posterior, no ha traído también un significativo crecimiento de la población de fe musulmana. Hemos pasado a un número en torno al millón trescientos mil, entre propios y inmegrantes. Las necesidades, algunas muy tópicas, tales como centros de culto, no solo no encuentran reconocimiento expreso, sino que su carta de naturaleza, entre las instituciones sociales, es cada vez más virtual e insustancial. La formación de nuestros escolares en centros donde su realización plena como ciudadanos sea no solo un derecho, sino un deber inexcusable para los poderes del estado, a si como la consecución y obtención de un puesto de trabajo en una sociedad de iguales y para los iguales.

En definitiva estamos ante una ciudadanía estigmatizada, a la que cada vez se la moteja de extranjerizante. Por aquello de la expulsión de los moriscos, descendientes de las tropas invasoras que acompañaron a Tariq en su paso del Estrecho. Mi opinión es que se ha producido una derogación tacita de los acuerdos del 92, por no uso: la ley cuando no se usa, aunque este en vigor se produce un desuso que implica una derogación implícita por desuso. Asi pese, a las declaraciones no solo programáticas, como parte orgánica de los estatutos, sino su parte normativa, en cuanto derecho a la educación, derecho a disponer de centros de culto, lugares de enterramiento, derecho a la asistencia religiosa en centros públicos, imames profesionalizados y no ganapanes, como en algún caso hemos visto. Derechos al disfrute de todos aquellos derechos que la libertad religiosa y constitucional general otorgan a los ciudadanos, y un largo etc., que seria prolijo e incompleto, posiblemente enumerar.


Que queda de las buenas intenciones, de ahí la reflexión del lema con el que iniciábamos este repaso a una realidad que nos atrevemos a denominar caduca, epilogo, pues bien como epilogo diremos, que queda frustración, desorientación y sensación del ninguneo. Esta es la realidad. Un ninguneo del vuelva vd. mañana con el que se desayunaba Larra en su artículos, y es que el afirmaba que escribir en España es llorar, es posiblemente que ser musulmán en nuestra sociedad es también llorar un poco. Recuérdese las lágrimas del último rey de la dinastía nazari, por la pérdida de Granada, Resultaron un tanto proféticas aquellas lagrimas, obsérvese la realidad vivida. Una Comisión islamica que debiera ser de alguna manera la antesala del Parlamento de los musulmanes en España. Por favor no imitemos modelos extranjeros, que con nuestra cantera hemos ganado los mundiales.


Es preciso acometer reformas pero reformas participativas, reformas que no se realicen desde la inspiración de ciertas poltronas. Es preciso oír la voz popular, tomar el pulso a la realidad vivida. La realidad del ciudadano español de confesión musulmana que es relegado a un segundo plano. O es que una musulmana puede optar a un puesto de trabajo en igualdad de condiciones y oportunidades por el hecho de ir ataviada con hiyab. Por favor no seamos ilusos. Estamos asistiendo a una reforma para el pueblo pero sin el pueblo. Esto suena a antiguo régimen, pues bien esto es lo que esta ocurriendo:

al margen del colectivo musulmán. Y que no se diga que cuenta con el consenso de las organizaciones mayoritarias, porque esto suena a sindicalismo formal, rancio e inoperante. Lo mismo cabe decir en cuanto a la reforma de la Ley Orgánica de libertad religiosa. En definitiva, nos encontramos ante un epilogo de situaciones que no han cumplido su ciclo y en algunos casos han fenecido antes de nacer. Y es que los escritos tienen sus propios hados, o genios.

Significa ello que todas las instituciones y demás mecanismos sociales también están ante un ocaso, me refiero a la Fundación Pluralismo y Convivencia. Vaticinamos que si, según nuestro criterio. Su encorsetamiento, al canalizar las ayudas a comunidades que deben estar adscritas a una de las dos grandes componentes de la CIE nos parece exclusivista y excluyente. Exclusivista, porque solo patrocinaría aquellas actividades de comunidades que de esta forma fidelizarian su apoyo a una de las dos organizaciones, asegurando un clientelismo mas que criticable. Y excluyente porque dejaríamos fuera la gran mayoría de musulmanes que agrupados en torno a su, casa del pueblo, o casa común, que es la mezquita, se quedaría fuera del reparto. Pues este es el panorama y el epilogo

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El panorama aunque nada halagüeño, pero tenemos confianza en el futuro, un futuro que hay que ganar, con ideas, con propuestas y con proyectos llenos de humanidad.

Recientemente hemos creado el Comité de Arbitraje Musulmán y Buenas Practicas, comenzando por impulsar lo que hemos llamado la Agenda 21 del Islam, para empezar a tomar el pulso a la realidad vivida concluyendo en un libro blanco de nuestra estructura social. El Comité pretende ser un instrumento servicio de nuestra sociedad; abierto y plural comprometido solamente con la sociedad y los musulmanes en particular. En definitiva que intente canalizar la voz de los sin voz, y motor de iniciativas.


Mohamed El Seyoufi Sayed

Miembro Fundador Comité de Arbitraje Musulmán.